Comentario
La muerte de Alexis trajo consigo una verdadera lucha por el poder al existir varios candidatos a ocupar el trono, concretamente sus hijos Fedor e Iván, nacidos de su primer matrimonio con María Miloslavski, y su otro hijo, Pedro, fruto de su segunda unión conyugal con Natalia Narychkyn. Las dos ramas de la familia se enfrentaron por la sucesión, ocupando una posición destacada dos mujeres, una en cada bando: Sofía, la hermana mayor de Fedor e Iván, en el de los Miloslavski, y la zarina Natalia, en el de los Narychkyn. En la Asamblea de 1676 se decide el nombramiento como zar de Fedor III, que tendría un breve reinado al fallecer sin descendencia en 1682. Influenciado por Natalia, antes de morir Fedor reconoció como sucesor al hijo de ésta, Pedro, hecho no aceptado por Sofía, quien provocando la sublevación de los streltsi consiguió que se nombrase conjuntamente a Iván y a Pedro como soberanos, debiendo éste gobernar tras aquél, aunque en realidad ni uno ni otro mandaron nada en un primer momento ya que fue Sofía, al proclamarse regente, dada la corta edad de los herederos, la que se convirtió en el personaje clave durante los años de su gobierno (1682-1689). El triunfo de los Miloslavski sobre los Narychkyn pareció claro, siendo éstos apartados de los centros de decisión y perseguidos.
En nombre de Iván V, que moriría en 1696 cuando ya había sido derrocado por su hermano Pedro, Sofía gobierna Rusia, apoyándose en el príncipe Galitsyn y contando mientras puede con la ayuda de las tropas del zar. Pero éstas, contaminadas por el problema religioso (cisma) que se había planteado dentro de la Iglesia ortodoxa, extendiéndose a la vida política y provocando protestas sociales, retiraron parte de su apoyo a la regente y se opusieron a su consejero, lo que supo utilizar el joven Pedro para provocar un golpe de Estado y apoderarse del poder. El reinado del zar Pedro (1689-1725) sería de enorme trascendencia para Rusia, alcanzando tanto el soberano como el país una grandeza hasta entonces no tenida.